Era un día de julio, un día potente, soledado, muy iluminado, cuando el campo del Mediterráneo huele a pino, a manzanilla, a higuera; puse en mi mochila lo imprescindible para la caminata y también las toallas de lino curly que quería fotografiar, pero antes, me las acerqué a la cara para olerlas, para apretarlas, para sentir su caricia, como esa niña que se acerca a su madre buscando la mano que siempre estará ahí.

Muy avanzada la mañana llegué a una de esas increíbles fuentes escondidas de la Sierra de Mariola. Como por arte de magia, el murmullo del agua y la luz que se colaba entre la espesura del manto de hojas de los grandes árboles, transformó el más común de los parajes en el estudio de fotografía más sofisticado, donde resaltaban los colores, los olores y la penumbra todo lo abrazaba. Tan solo quedaba establecer el diálogo entre el aire, el agua y la luz, con los paños de lino y los dados de jabón artesanal, para escuchar la melodía de esa canción sin palabras, mezclada con el susurro del agua…

Nuestras toallas curly son las únicas que combinan lino y algodón. Están disponibles en color blanco y natural aunque, en nuestra ficha de producto indicamos que la fibra natural del lino se está volviendo más clara cada año que pasa...¿la razón? la planta recibe más horas de luz y un calor más intenso. Por ese motivo, no todas las toallas van a tener el mismo tono natural. Aún así, ¿Qué hay más natural y auténtico?

Con cariño,